¿Cuáles Son Algunos De Los Problemas Con La Teología “Sin-Filosofía”?

Por Jonathan Thompson | Traducido por Allan Sánchez

|

January 18, 2017

“¡Solo necesito la biblia, no filosofía del hombre!”, “¡No necesitamos usar filosofía ya que tenemos al Espíritu Santo!”, “¡Mis creencias son conducidas exegéticamente, las tuyas son filosóficas!” Muchas declaraciones como las que se acaban de mencionar suenan reverenciales y benignas para el oído religioso, pero estas afirmaciones necesitan ser refinadas. A menudo cuando uno presiona este tipo de declaraciones para una precisión técnica encontrarán en ellas la actitud generalizada de anti-intelectualismo, más específicamente, la implicación inconsciente en que uno puede involucrarse en las buenas prácticas teológicas habiéndose divorciado de cualquier compromiso filosófico antecedente, o bien, no teniendo la necesidad de entender las subyacentes suposiciones o implicaciones filosóficas de las que estas doctrinas religiosas están impregnadas.

Lo que los proponentes primeramente no comprenden de esta visión “Sin-Filosofía” es que la filosofía es una característica indispensable que sustenta virtualmente toda la práctica racional. El cosmólogo, por ejemplo, no será capaz de inferir una era de inflación sin hacer ciertas suposiciones filosóficas (por ejemplo, que el mundo es un lugar racional susceptible para el descubrimiento, que nuestras mejores teorías cosmogónicas realmente se aproximan a la realidad, etc.). Del mismo modo, el teólogo simplemente no puede hacer cualquier tipo de inferencia teológica racional sin estar primeramente comprometido a ciertas creencias secundarias que les permiten hacer teología en primer lugar. Al menos cinco dificultades con la visión “Sin-Filosofía” inmediatamente vienen a mi mente:

Cinco Dificultades

1. La teología “Sin-Filosofía” es auto-refutante. Lo que los proponentes “Sin-Filosofía” no se dan cuenta es que la creencia en que uno puede involucrarse en prácticas teológicas habiéndose divorciado de todas sus presuposiciones filosóficas es en sí un presuposición filosófica, específicamente, una filosofía interpretativa. ¿Cómo es, que sabemos, por ejemplo, que cuando vemos a Dios diciendo “Hágase la luz”, el autor no está enseñando que, dejando de lado la encarnación, Dios es en realidad un organismo biológico? Es a través de una filosofía de interpretación mediante el cual estas conclusiones se deben llegar. En pocas palabras, sin filosofía es simplemente imposible llegar a este tipo de conclusiones teológicas.

2. La teología “Sin-Filosofía” es, por definición, irracional. Esto se hace más evidente cuando uno se da cuenta de que la palabra “filosofía” es sólo una locución académica para el razonamiento. Decir que debemos hacer teología sin filosofía, realmente sólo quiere decir que debemos interpretar las escrituras sin razonar sobre ella o bien no habiendo razonado sobre cómo vamos a aplicar la interpretación que se le asigna. Pero para hacer teología sin pensar en ello es, por definición, entregarse a la irracionalidad. En cambio, la pregunta relevante ante nosotros que debe ser abordada es esta: ¿Cuál es el criterio por medio del cual podemos determinar el valor de verdad de una proposición teológica dada?

3. La teología “Sin-Filosofía” no puede ayudar a decidir entre puntos de vista teológicos competitivos. Si estamos apuntando a la verdad, entonces no va a ser suficiente con sólo apuntar a un conjunto de enseñanzas que son, de hecho, ejemplificadas en las escrituras y automáticamente asumir su verdad por el hecho de estar en la biblia—eso sólo comete una petición de principio. Por el contrario, si la verdad es nuestro objetivo final, todavía tenemos que ejercer nuestras capacidades cognitivas dadas por Dios para determinar si estas diversas enseñanzas teológicas son (o no), de hecho, coherentes. Míralo de esta manera, si nuestro razonamiento nos dice que una doctrina en particular enseñada en la escritura es en realidad falsa, no deberíamos tirar por la borda nuestro razonamiento en favor de la escritura ya que, eso es, por definición, preferir la irracionalidad—¡sin duda eso no honra a Dios! En cambio, si tal fuera el caso, tan incómodo como podría hacernos a algunos de nosotros, deberíamos en realidad abandonar nuestros propios puntos de vista con respecto a la infabilidad, por lo menos en lo que queremos seguir siendo racionales. Con eso en mente, dado la exclusión de filosofía que la visión “Sin-Filosofía” asume, simplemente permanece sin otros recursos disponibles para el teólogo, inferencial o de otro tipo, que se puede utilizar para evaluar el valor de verdad de una afirmación teológica ya que cualquier recurso dado al teólogo será, en su raíz, filosófico. Así que incluso si se diera el caso de que uno puede hacer exégesis de un texto divorciado de cualquier tipo de presuposiciones filosóficas, seguiría siendo el caso que no se podría derivar ninguna verdad teológica, mucho menos decidir entre teorías competitivas.

4. La teología “Sin-Filosofía” te deja propenso a ser engañado por falsas doctrinas. William Lane Craig ha, pienso yo, señalado con toda razón que “el hombre  que afirma no tener la necesidad de la filosofía es uno de los más propensos de ser engañado por ella” [1]. Dado esto, no es de extrañar entonces que a menudo nos encontraremos con estas clases de inmaduros introspectivamente siendo arrastrados ellos mismos en las falsas creencias o bien objetando otros puntos de vista de tal manera que sugiere que ni siquiera entienden realmente el punto de vista que están criticando. En pocas palabras, es a través de la reflexión sobre los compromisos filosóficos antecedentes que sustentan una doctrina que ayuda a servir para sopesar su plausibilidad. Al hacer teología sin esta característica te deja en un enfrentamiento epistémico, es decir, deja una simetría de ignorancia con respecto a los puntos de vista en competencia. Para el interlocutor esto significa preferir una doctrina sobre otra, no como resultado de la reflexión racional, sino de sentimientos subjetivos o quizás, incluso de fe ciega. Por lo tanto, el individuo que es sensible a sus propias presuposiciones tiene una ventaja considerable sobre la persona que no lo hace, con respecto al llegar a creencias verdaderas.

5. La teología “Sin-Filosofía” perpetúa aún más el estereotipo de que los cristianos no son críticos de sus propias creencias. La cultura estadounidense ya se ha convertido en pos-cristiana. En los medios de comunicación no es raro ver a los cristianos caricaturizados como personas intelectualmente desinformadas que creen lo que creen ciegamente. Ahora, te puedes preguntar, ¿por qué no podemos los cristianos simplemente ignorar lo que la cultura cree acerca de nosotros en general? La respuesta es, porque una cultura que ve a los cristianos como un grupo de personas intelectualmente reflexivas, sensibles a sus propias suposiciones, estará abierta a sus creencias de tal forma que una cultura influenciada por estereotipos no lo será. Si los cristianos ejemplificaran más seriedad en sus creencias en términos de ser capaces de reconocer sus propias presuposiciones, la percepción cultural de ellos va a cambiar.

Informar a los cristianos puede ayudar a mejorar su hostilidad hacia la filosofía

Así que, ¿por qué tantos cristianos parecen hacer declaraciones implicando que creen en la teología “Sin-Filosofía”? Una posibilidad, que, tal vez, es la más benévola es que estos cristianos realmente sólo están hablando coloquialmente, carentes de precisión técnica y como resultado de esto ellos inevitablemente terminan haciendo declaraciones que implican creencias que en realidad ellos no sostienen. En casos como estos simplemente debemos presionar gentilmente estas personas para la precisión técnica. Otra posible explicación es que estos cristianos simplemente carecen de la formación filosófica adecuada, necesaria para que se den cuenta de las implicaciones de lo que están diciendo en realidad; frases como “Sólo necesito al Espíritu Santo”, “No necesito la filosofía del hombre”, “Soy el chico biblia”, y así sucesivamente suenan como declaraciones devotas, tienen fuerza retórica, y así, son apoyadas sin críticas por el contrario, por gente bien intencionada. ¿La solución? Informarles sobre la ubicuidad de la filosofía y esperar que con el tiempo llegarán a abrazarla.


Notas

[1] http://www.reasonablefaith.org/hawking-and-mlodinow-philosophical-undertakers

Share:

About the Author

Por Jonathan Thompson | Traducido por Allan Sánchez